¿Un delicioso "bistronome" argentino? Nacha
- une parisienne à Madrid
- hace 43 minutos
- 3 Min. de lectura
Barrio: Universidad Dirección: : Calle del Conde Duque, 32
¡Me encanta absolutamente todo de este restaurante!
La decoración, cruda, pero con mesas bonitas de estilo bistrot, una iluminación muy agradable, la bienvenida de los camareros que te reciben con una gran sonrisa… y por supuesto la cocina: platos sencillos pero ejecutados con mucha precisión.
Aquí tenéis la carta: apetece pedirlo todo…
Éramos 5 adultos, pedimos 7 platitos y 1 plato de carne + 3 postres, y quedamos encantados, ni demasiado ni demasiado poco :)
Para empezar, su versión del vitello tonnato.
Me encantó, teniendo en cuenta que es uno de mis platos favoritos ever, así que lo pido siempre que lo veo en una carta. Y aquí la presentación era preciosa: la salsa ligera, el redondo de ternera cortado fino pero no demasiado (hay que tener un poco de “mordida”), y las alcaparras grandes que aportan la acidez perfecta… una delicia.
Su labneh es una maravilla: cremoso, con za’atar espolvoreado por encima, un aceite de oliva verde lleno de sabor, y el pan… una focaccia casera.
No sabes si quieres el labneh para mojar el pan o el pan para mojar el labneh :)
Un tartar vegetariano: espárragos y guisantes bien crujientes, un aliño muy rico, la yema de huevo que hace de ligante perfecto y la salinidad del parmesano fundente por encima. Solo de pensarlo me encantaría tener uno delante ahora mismo.
Otra de mis pasiones culinarias: la polenta.
Mi madre la preparaba a menudo y es algo que siempre he adorado.
Aquí, en pequeños cubos crujientes por fuera y cremosos por dentro —nada secos (que es el riesgo con la polenta)—, y encima un tartar de gambas con una buena salsa, acidez y cebollino para dar frescura.
Es goloso y simplemente buenísimo.
Quien dice Argentina dice empanadas.
Y aquí, gracias a Nacha, te das cuenta de que no solemos comer empanadas realmente buenas. Formato pequeño (así que no es too much), la masa crujiente por fuera y un poco húmeda por dentro gracias al estupendo relleno de carne, cebolla y tomate.
Imprescindibles.
El tipo de plato que me encanta: unas verduras salteadas pero con el punto de cocción perfecto, aquí kale para el toque bobo, stracciatella fundente y el crujiente de las avellanas.
Sencillo y muy efectivo.
Otra especialidad argentina gracias a sus magníficas pampas: la carne de ternera.
Y aquí tenéis que pedirla sí o sí, está deliciosa, con su salsa chimichurri y unas patatas fritas espectaculares.
Y aunque no creo que Argentina sea especialmente conocida por sus postres, aquí podéis ir con los ojos cerrados.
Su mousse de chocolate, fudge y helado de avellana es una locura.Me encantaría tener la receta.
Es bonito, fresco y riquísimo: fresas aromatizadas con cardamomo y crema de mascarpone.
No soy muy fan del dulce de leche, pero aquí me conquistaron: este flan es increíble, cremoso, nada empalagoso… nos encantó.
En cuanto al presupuesto, la relación calidad-precio es una pasada: por todas estas maravillas, vino incluido, pagamos 50 € por persona.
Tuve la oportunidad de volver con un grupo de 10 amigos después de un espectáculo de flamenco y, de nuevo, el camarero fue encantador.Nos propusieron de antemano un menú para toda la mesa que resultó perfecto.
Me encanta cuando escribo un artículo y lo único que quiero es volver al restaurante en cuestión :)
Espero que tengáis pronto la ocasión de ir, porque no tengo ninguna duda de que vais a pasar un momento muy, muy agradable.
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